Esta dotación jamás alcanzó las cifras
previstas, sólo contó con 4 C–6 y 2 L–9. Los C–6 llegaron a Guinea por vía
marítima armados de ametralladoras, soportes para cohetes SNEF, OERLYCON y
bombas; podía instalarse en su asiento posterior un depósito suplementario
de combustible que le proporcionaba una autonomía de 7 horas que resultaban muy
útiles para misiones prolongadas de vigilancia marítima, pero un accidente
ocurrido por culpa de esta instalación en el Sahara puso en entredicho el
sistema de fijación del depósito que terminó siendo desmontado.
Los Comandantes De la Sota y Ferreiro habían precedido al Capitán Adín como
Jefes del Sector Aéreo de Guinea y de la escuadrilla de la Presidencia del
Gobierno de la colonia. En contra de lo que parece lógico, la unidad aérea se
establece en la isla de Fernando Poo que no dispone de pista como Bata y obliga
a realizar vuelos de hora y media hasta llegar a esta, en el continente, más
extenso y poblado, en consecuencia, más necesitado de apoyo aéreo, en especial
sanitario al cobijo de su gran hospital. Cuando el capitán Adín se hace cargo
del mando de la escuadrilla, Enero de 1963, el material aéreo (3 C–6 y 2 L–9,
una de ellas ya montada) junto con armamento, motores y repuesto se encuentra en
contenedores y tinglados del puerto de Sta. Isabel, cargados en camiones se
trasladan a la base aérea en donde se ensamblan y ponen a punto con la
inestimable colaboración de la compañía Iberia que, a falta de otros medios,
cede parte de sus instalaciones temporalmente al Ejercito del Aire. Y empieza la
escuadrilla a volar... y termina
contando la experiencia de estos aviones:
Durante los nueve años de actividad de la escuadrilla en Guinea solo se
registraron tres accidentes dignos de reseñar: la caída al mar de la L–9 que
pilotaba el sargento Ponce en vuelo de Santa Isabel a Bata en Marzo del 65, la
parada de motor de un C–6 en Punta Fernanda que obligó al piloto, Teniente San
Martín, que resultó ileso, a realizar un amerizaje de emergencia. El más grave,
en el que perdieron la vida el teniente Delgado Rosique y el Cabo Primero Reina,
al estrellarse contra el suelo mientras suministraban comida a los técnicos que
instalaban un repetidor de TV en la cima del pico de Santa Isabel 3.007 m. |